Los calamares están riquísimos fritos, pero de vez en cuando los hago de otra forma, para cambiar. De esta manera están muy buenos y sabrosos y, además, es una receta fácil de hacer.
La salsa es básicamente de tomate frito casero, de ahí su color más bien anaranjado, no tan rojo como el que venden ya hecho.
Qué necesitamos:
- Medio kilo de argollas de calamares (depende del número de comensales)
- Dos tomates
- Una cebolla
- Un pimiento verde
- Caldo de pescado
- Aceite de oliva
- Sal
Cómo se hace:
Se corta el tomate, la cebolla y el pimiento en trocitos. En una olla se echa aceite de oliva en el fondo, y se refríe la cebolla y el pimiento y, cuando esté un poco pasado, se añade el tomate. Conforme se van friendo se van aplastando con una cuchara de madera, sobre todo el tomate.
Cuando esté frito todo, se pasa por la batidora.
En una olla se echa esta mezcla y un poco de caldo de pescado, y a continuación los calamares. Se prueba de sal.
Se dejan cocer los calamares en la salsa del tomate y el caldo, hasta que ésta se espese.
Se puede añadir unas patatitas fritas en cuadraditos…






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