Voy a estar unos días sin poner nada nuevo en el blog, así que cuelgo esta receta dulce para dejaros un sabor idem. Se trata de un pastel o tarta fácilísimo de hacer, se hace en un santiamén y resulta muy buena. Todo el que la probó repitió, y esa es buena señal.
Qué necesitamos:
- Un bote pequeño de leche condensada
- Una tarrina de queso blanco de untar (250 grs.)
- Un yogur natural (yo usé tipo griego)
- Tres huevos
- Dos cucharadas de harina de trigo fina (no de freir)
- Un poco de mermelada para cubrirla
Cómo lo hacemos:
Se calienta el horno a 180º.
Batimos los huevos en un cuenco y añadimos la leche, el yogur, el queso y mezclamos. Por último añadimos la harina y mezclamos de nuevo. Echamos todo en una batidora de las de vaso y lo mezclamos todo hasta que quede homogéneo.
Lo volcamos en un molde de tarta y lo metemos en el horno unos 20-25 minutos, según la altura del molde.
Cuando esté listo lo sacamos y dejamos enfriar.
Lo enfriamos en el frigorífico y, cuando vayamos a tomarla, colocamos el pastel en una bandeja y cubrimos la superficie con mermelada. Yo usé mermelada de tomate, pero sirve de fresa, frambuesa, higos…




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