En años anteriores hemos hecho en casa un Roscón de Reyes que requería una elaboración más entretenida, con más tiempo y dedicación. Pero en esta ocasión nos hemos inclinado a hacer uno más fácil, aunque un roscón de Reyes siempre necesita unos tiempos de reposo de la masa que no se pueden saltar.
Hace unos días hicimos uno de ensayo y salió muy bueno y esponjoso, el de hoy ha crecido menos pero huele de maravilla y la masa también es esponjosa y rica.
Qué necesitamos:
- 320 gramos de harina mezcla de fuerza y normal
- 100 ml de leche
- Un huevo
- 80 gramos de azúcar
- 25 gramos de levadura fresca
- 75 gramos de mantequilla
- Ralladura de cáscara de limón ó naranja
- Dos cuacharadas de agua con aroma de azahar
- Fruta seca para decorar
- Azucarillos para decorar
Cómo se hace:
Calentamos la leche y disolvemos en ella la levadura. En un cuenco mezclamos bien la harina, la ralladura, el azúcar, la mantequilla ablandada, el huevo, y la levadura disuelta. Hacemos una bola y la dejamos reposar unos 45 minutos.
Cuando doble el tamaño se vuelve a amasar un poco y se forma el roscón, con un orificio central amplio. Preparamos las sorpresitas para meterlas en el interior, y las escondemos bien para que no afloren a la superficie.
Se deja reposar un rato más, una media hora, y se pinta con huevo batido.
Echamos por encima azucarillos machacados y las frutas.
Lo metemos en el horno precalentado a 180º, hasta que veamos que está dorado y, al clavar una aguja, ésta sale limpia.
¡¡A disfrutar del Rosco y de los regalos que nos han traído Sus Majestades!!!





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