Así las llamaba mi madre, de quien aprendí la receta, aludiendo al color que le da el azafrán. Es un plato sencillo y, a la vez, sabroso. Yo diría que con dos versiones, la pobre y la rica, la primera sin carne y la segunda con ella. Como las patatas «aliñás«, de las que hay una versión rica, con atún y huevo duro, y otra pobre solo con cebolla. Ambas riquísimas.
Qué necesitamos:
- Tres patatas, mejor de nuestra provincia
- Media cebolla
- Dos dientes de ajo
- Medio vaso de agua de vino Fino o Manzanilla
- Perejil fresco
- Una cucharada sopera de pan rallado
- Un poco de tomillo
- Unas hebras de azafrán
- Medio vaso de agua de aceite de oliva virgen extra
- Sal
- Medio kilo de ternera retinta o de la Janda
Cómo se hace:
Mi elección de patatas de nuestra provincia, Cádiz, es porque son de cercanía y de una gran calidad, las patatas de Sanlúcar, por ejemplo, tienen una merecida fama, así como las de la huerta de Conil, Chipiona o las de Arcos. Y la elección de la ternera retinta o de la Janda porque merece la pena gastar un poco más y tener una carne tierna y de calidad, que también es un producto de cercanía.

Cortamos la cebolla y los ajos en trocitos. Pelamos y cortamos en dados las patatas. Cortamos la carne también en dados. Echamos todos los ingredientes en una olla rápida, cubrimos con agua y dejamos hacer unos 20 minutos. Si usamos una olla normal vamos pinchando la carne hasta que esté tierna.

Quiero recordar cómo se usa el azafrán en las comidas, ya que no se deben echar las hebras y listo, no. Se deben machacar con un poquito de agua caliente y, una vez machacadas, añadirlo al guiso que estemos haciendo. Si no tenemos azafrán podemos usar colorante alimentario, por supuesto, pero esto es como el vino, si no tenemos Fino o manzanilla podemos usar un vino de peor calidad, pero lo vamos a notar en el sabor.

Un plato muy rico y fácil de hacer, así que manos a la obra.