Este postre no lo he hecho yo sino que la receta me la ha proporcionado quien lo elaboró para mí como regalo. Estamos inmersos en una sociedad consumista en la que nos incitan a comprar cuando hay que regalar, y en la que constantemente se están inventando días de «fiesta» en las que celebrar una cosa u otra, la cosa es ir a comprar un regalo porque hoy es el día en que se celebra algo y a las tiendas les interesa que compremos.

Pues los mejores regalos son los que no cuestan dinero y están hechos con otros elementos, como interés, cariño, aprecio, amor, amistad…Antes era más común regalar una tarta o alguna manualidad hecha por uno mismo. Hoy los comercios y la publicidad nos meten por los ojos que hay que regalar lo que ellos venden.

Pues este postre es un ejemplo de ese otro tipo de regalo que, costando poco dinero, es muy valioso por lo que encierra en sí mismo, el cariño con el que se ha hecho pensando en la persona a la que se le iba a regalar, poniendo todo el interés posible porque saliera bien y le gustara.

Qué necesitamos:

• Dos yogures griegos
• Un mango madurito
• Cuatro galletas María, o parecidas
• Una tarrina de queso Mascarpone

Como se hace:

Necesitamos un vaso de boca ancha y, a ser posible, tipo tubo, igual de ancho en la boca que en la base. Lo importante es que sea transparente para que se vea el interior.

Trituramos las galletas muy picaditas; con un molinillo que dan muy bien.

Pelamos y cortamos el mango en cuadraditos pequeños. Mezclamos el yogur con el queso Mascarpone.

Ahora llega el momento de montar el postre. En la parte inferior del vaso echamos galletas, encima mango, sobre éste crema de yogur y queso, y de nuevo mango para acabar con crema.

Espolvoreamos galletas molidas por encima y lo metemos en el frigorífico hasta la hora de tomarlo.

Está riquísimo, fresco, ligero…Buenísimo.