El martes pasado tuvimos la suerte de poder participar en un nuevo taller impartido por Antonia Butrón, junto con su hija Lourdes, en su obrador de Chiclana. De nuevo pasamos un rato estupendo, además de aprender, que es de lo que se trata, porque tanto Antonia como Lourdes, Noa y todas las personas que colaboran con ella se desviven porque estemos a gusto, participemos, aprendamos y, de camino, pasemos un buen rato. Y así fue. En esta ocasión el taller estuvo dedicado a preparar rellenos para hojaldres. Rellenos sanos. Y allí nos encontramos con unos productos de primera calidad que la misma Antonia había comprado por la mañana, verduras de Chiclana y Conil, compradas a un hortelano con huerto propio, mejillones y almejitas del Mercado. Los hojaldres los habían preparado por la mañana para ahorrar tiempo, y nos comentaba Lourdes que ellos no usan conservantes porque los productos los elaboran para ser consumidos en el día, por lo que no son necesarios. Todos los rellenos eran novedosos, no los han vendido hasta ahora en las tiendas, estaban hechos para esta ocasión, de tal manera que probábamos los sabores para incluirlos en futuros productos puestos a la venta. El primer relleno era de carne picadita con cacahuetes molidos y aromatizada con tomillo y romero. Estaba exquisito, con un sabor especiado buenísimo. Con él rellenamos una empanada, cuyo hojaldre ya estaba preparado, y la rellenamos, decoramos y horneamos entre todos. Otro relleno estaba hecho con calabacín, tomate y puerros, tres verduras muy buenas y sanas, todo refrito con cebolla y ajo. Con él rellenaríamos unos pastelillos de hojaldre en forma de empanadillas. Les quitamos las «cáscaras» a los mejillones y almejitas, que iban a formar el relleno de otra empanada. Estos iban acompañados de otro refrito de tomate, puerro y calabacín. Otros hojaldritos que fuimos cortando los hicimos con un molde de forma redonda y con el borde estrellado. Fueron rellenos con una escalibada hecha con pimientos de asar, tomate, berenjena y cebolla. Una nueva modalidad de hojaldre elegida fue la quiche. Forramos un molde rectangular con una lámina de hojaldre y cortamos lo que sobraba. La rellenamos de alcauciles y queso Gouda blanco. Los alcauciles habían sido cocidos hasta que quedaron tiernos, y por encima se le fue poniendo una capa de queso. Esta quiche llevaba huevo batido por encima pero no le añadimos nata, para que tuviera menos grasa y fuera más sana. Una modalidad distinta fueron unas planchas de hojaldre que cubrimos con varios rellenos, parecidas a las «despanadas» de Antonia, que son como empanadas pero sin cubrir. Unas llevaban relleno de verduras con atún, con una base de cebollas asadas. Otras llevaban champiñones, a los que se le añadió huevos batidos al baño María, para que tuvieran más consistencia sobre los hojaldres. Conforme iban saliendo del horno fuimos probando todo. Cada vez que salía alguno de los hojaldres nos parecía que ese era el mejor, pero la realidad es que costaba mucho decidirse por uno. El grupo que asistimos al taller, bastante numeroso, estaba entusiasmado. Probábamos lo que a medias con Antonia y Lourdes habíamos hecho nosotros mismos y, tal vez por eso, aún nos parecían más buenos todavía. Desde aquí doy la enhorabuena y las gracias a Antonia, Lourdes y Noa por haberme dado la oportunidad de asistir a este taller, el tercero al que asisto y que, como los anteriores, no me ha defraudado. Todo lo contrario me ha animado a ir a otros, por ejemplo quiero asistir al próximo que hagan para elaborar hojaldres. Ya sé hacer los contenidos, ahora me toca aprender a hacer los continentes.